
Historia de vida // Manuel Pazos
Convencido de que el arte y la música son herramientas para la transformación social, brinda talleres en las zonas más postergadas de Buenos Aires, donde niños y jóvenes aprenden, por medio de la rima, a expresarse.
Texto Maia Pelman.
Un conjunto de expresiones artísticas urbanas, una herramienta de protesta y de denuncia. Pero por sobre todas las cosas, un estilo de vida. Eso es el hip hop, un movimiento que tuvo sus orígenes en Nueva York y que rápidamente se expandió por todo el mundo.
En la actualidad, la cultura pisa fuerte entre los jóvenes argentinos. La música expresa la diversidad, las desigualdades y carencias de la sociedad, adaptándose a los nuevos contextos sin perder la esencia de sus pilares fundamentales.
Manuel Pazos está convencido de que el arte es una herramienta de transformación social. Tiene 27 años y desde 2011 se dedica a la música urbana, dando talleres de hip hop y producción musical.
Durante el 2015 llevó la música a la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (anteriormente denominada Sedronar) con la Fábrica de Arte, orientada a jóvenes y adolescentes atravesados por la problemática de las adicciones dentro de un contexto de alta vulnerabilidad social.
“A través del hip hop podemos decir lo que queremos y es interesante ofrecer un espacio para que los pibes que están excluidos recuperen la voz. Hay que darles la chance de hablar y que escriban sobre su vida porque tienen muchas historias y reflexiones para compartir”, cuenta Manuel.
Hoy está al frente de los talleres musicales en San Petesburgo y en la parroquia San José de Villa Puerta de Hierro, en el partido bonaerense de La Matanza, y en el hogar de tránsito La Casa de Coca. Además, en Villa Soldati y la Villa 31 participa del programa Arte en Barrios, una iniciativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que busca potenciar el crecimiento de oficios culturales ofreciendo capacitaciones y talleres artísticos a niños, jóvenes y adultos.
Recientemente presentó su nuevo disco, titulado El Cuervo de Prometeo, que contiene canciones relacionadas con el trabajo social, y está realizando recitales con su banda Selvajes. Asimismo, tiene un estudio de grabación llamado Samurai Records donde les brinda la posibilidad de grabar sus composiciones a chicos que no cuentan con recursos.
“Recorrí muchas villas vinculándome con la comunidad de cada barrio. Por eso me gustaría escribir un libro relatando estas experiencias. Creo que lo importante a destacar, o por lo menos lo que aprendí, es que si toda la sociedad conociera las miserias y las carencias con que viven los barrios pobres y los sectores excluidos, todos serían más piadosos”, concluye esperanzado Manuel.
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